Dime con la mirada.jpg)
Toda mi cordura se fue contigo,
A todas esas personas que no puedo ver pero que sé que están ahí, respaldándome en cada palabra que pienso, que digo y que me callo. A todos esas gentes que con su fuerza y valor siguen luchando por lo que creen y no temen a los burócratas, a las leyes opresoras, a las fuerzas que intentan callarles. A todos esos derechos que reconocemos como nuestros y nos quieren usurpar. A todos los luchadores de este tiempos y de los tiempos pasados que han conseguido todo lo que disfrutamos y disfrutaremos en un futuro. A todos esos hombres y mujeres que día día intentan llegar a mañana con poco o casi nada. A todos esos, que son muchos, quiero demostrar mi más profunda admiración y gratitud por hacer posible que yo siga queriendo un mundo más justo, equilibrado y mejor. Para todos los demás sólo quiero mandar un mensaje de total convicción de que puede existir algo mejor de lo que conocen y que les han impuesto.
Como decirte, hijo mío, que tú lo eres todo porque eres mi vida, mi vida completa y perfecta. Has tenido que enfrentarte a algo que otros muchos ni siquiera conocen de lejos. Te has enfrentado al dolor, al miedo. Eso te ha hecho fuerte y esa misma fortaleza es la que me ha infundido todo el respeto que tengo por ti. Te has olvidado de todo el sufrimiento pasado y has tomado el futuro y la felicidad como bandera. No te importa que los demás corran más que tú o sean más ágiles, tu don es la agilidad con la que has tomado el rumbo de tu vida. Decidido a ser feliz, pese a todo, no cejas en intentar conseguir todo lo que te propones. Aprendo de ti día a día y lo seguiré haciendo hasta el final. 
Una imaginación que impide...
no dejes de vivir, 
A los que insté a cambiar sólo porque me convenía.
Si te ahogas en un mar de confusiones, no podrás sacar a flote tus metas..jpg)
a mi cuerpo, a mi alma.
No me canso de mirarte.
Algo tiene que cambiar. Me resisto a pensar que tanta injusticia sea normal. Países enteros sumidos en la miseria, niños muriendo de hambre y madres viendo que no pueden hacer nada para mantenerlos con vida. Campos de refugiados abarrotados en los que falta algo tan imprescindible como el agua. Poblados de chabolas en los suburbios de las grandes ciudades infestados de ratas y basura. En contraposición, las riquezas de la Iglesia y las grandes potencias que dan la espalda a estas situaciones. Grandes mandatarios reuniéndose en lujoso edificios y disfrutando de los más selectos ágapes. Iglesias abarrotadas de tesoros y joyas por el simple beneplácito de quienes los observan. Millones y millones invertidos en armamento. ¿Hay justicia? Mientras no lo pensamos o no lo vivimos no nos damos cuenta de lo que supondría para la humanidad un equilibrio de la balanza. Olvidamos rápidamente las catástrofes acontecidas en el otro extremo del planeta. ¿Cuándo nos acordamos del terremoto de Haití o del tsunami de Indonesia? Sólo cuando nos lo recuerdan por la televisión y en los aniversarios. No pensamos que la gente afectada vive día a día con ello. Aunque hayan pasado años, es algo que les va a acompañar toda la vida. Nosotros ya hemos hecho la buena labor de compadecernos por ellos cuando ocurrió y, en algunos casos, ofrecer un donativo.
Me gustan mis canas, porque significa que he llegado hasta aquí y pienso continuar. Me gustan esas arruguitas que tengo al lado de los ojos por que son la marca de un sinfín de sonrisas. Me gustan esas ojeras que de vez en cuando me salen porque significa que aún quedan cosas que todavía me quitan el sueño, cosas importantes por las que me preocupo. Me gusta esa cicatriz que tengo pues es la marca que me ha dejado la obra más importante de mi vida. Me gustan mis brazos porque han abrazado a las personas que quiero. Mis piernas, porque han corrido a recoger a mi hijo. Mis labios porque han sabido permanecer cerrados cuando era preciso , pero abrirse cuando también era necesario y, por supuesto también besar. Mis ojos que ha podido ver y reconocer tantas personas maravillosas y tantos lugares increíbles. Mi voz que ha podido consolar, reñir, relatar cuentos, gritar, susurrar... Me gustan mis manos que han podido acariciar y coger otras manos....
Lo único que quiero es...
Las cosas pasan y no nos damos cuenta de que ocurren por alguna razón. Todo parece hecho al azar, pero es ese azar en sí el que no es tan fortuito como parece. Siempre elegimos nuestra suerte, nosotros somos los que manejamos el azar de los acontecimientos. Estamos en un lugar porque somos nosotros quienes hemos decidido estar ahí. Estamos alegres o tristes porque somos nosotros los que hemos decidido que nos afecten las cosas. Nunca debemos achacar a los demás nuestros propios sentimientos, porque son, eso, nuestros y de nadie más. Nosotros somos los conductores de nuestras vidas independientemente de lo que nos rodea. Tenemos la capacidad de elección y durante toda nuestra vida hacemos uso de ella. Eliges quien eres desde el momento que tienes razón para poder hacerlo. Somos como somos y lo que somos porque lo hemos elegido. Tú eres como eres por tu culpa y también gracias a ella.
Siento un vacío lleno de esperanza.
Tómate una copa conmigo y hablemos.
Diréis !qué tronada!
entonces sabrás que ya no hay tiempo
A un instante de ti,
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cuando no puedo sacarlos.
El olvido quedó atrás
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¿Qué es más extraño que tu mirada?
Las lágrimas que derrames hoy serán el arma y escudo para mañana. !Cuánto aprendemos de los golpes! La vida se forja curando cicatrices. Es importante levantarse tras la caída, pero más importante es no olvidar porqué nos hemos caído. No lo llames rencor, llámalo memoria de supervivencia. Cierto es que seguiremos cayendo en los mismos errores, seguiremos siendo prisioneros de las mismas circuntancias que han hecho desmoronarnos, seguiremos dando la espalda a soluciones regaladas y seguiremos tomando las mismas trampas traicioneras. El corazón no aprende pero se curte. Estamos sumidos en nuestros propios sentimientos y, cuando nos rompen los esquemas desde el exterior, nos vemos perdidos en medio de un laberinto de vicisitudes. Esta pérdida es una futura ganancia. Si todo nos viniera rodado seríamos como una simple objeto que no se mueve por sí mismo, no razona, no busca, no aprende. 
En las sombras de mis recuerdos no me encontrarás
No ofrezco más que lo que yo sé.
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